#BlackLivesMatter

Mariana Mariana
10 min readJun 1, 2020

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© 2016 PACIFIC PRESS | Fotografía sacada de la nota de: Teen Vogue

Tengo días pensando qué poner al respecto, y no porque esperen algo de mí, sino porque siento súper necesario comunicar lo que siento de este tema y depositarlo aquí, donde mis pensamientos se materializan un poco.

La historia moderna — y no tan moderna — , constantemente nos ha retratado una serie de enfrentamientos y guerras que ha habido con el paso de los años. Y bien sabemos, que esos enfrentamientos han tenido consecuencias que, en la mayoría de los casos, repercuten en cambios drásticos y positivos para la parte oprimida, quienes son los que más a menudo se levantan a protestar de mil y una formas, y como todo, con el tiempo se transforma.

Las protestas se transforman junto con la sociedad.

Primero diferenciemos; “Violencia” vs. “Protesta”

Cuando hablamos de violencia, hablamos de agresión a otra persona o grupo de personas; ya sea a golpes o con palabras — u otros mecanismos — , y cabe recalcar que para que haya violencia, tiene que haber una dinámica de dominación de una parte sobre la otra, que generalmente, se encuentra en una posición de sumisión u opresión.

Un ejemplo claro de violencia verbal son los discursos de odio; cuando una declaración se convierte en discurso de odio, es cuando ese conjunto de palabras van en contra de una población específica y termina por oprimirla más o encender una serie de ataques que atenten contra la dignidad humana de otras personas. Lo cual, pasa de violencia verbal (del discurso) a violencia física (a la acción).

Cuando hablamos de protesta — de cualquier tipo — por lo regular nos referimos a acciones que provienen por parte del grupo de personas que están siendo oprimidas o por un grupo limitado de personas con un poco de más privilegios, que buscan dar un mensaje de desigualdad a través de la empatía, y buscan generar un cambio, por lo regular, para solicitar el respeto de sus derechos humanos y/o tener acceso a procuración de justicia. Cuando esto pasa, por lo regular viene acompañado de diversas formas de comunicación y expresión artística que terminan por querer enviar un mensaje a la parte opresora y a la sociedad en general, ¿y cómo lo hacen? muy sencillo, en donde sea; en las redes sociales, en las paredes de los edificios, en las patrullas policiacas, en monunentos — que más bien, se han convertido en anti-monumentos — para dejar claro que las necesidades de esa parte de la sociedad, no se ven representadas por la clase política u opresora, reconociendo elementos como la corrupción, el racismo, el abuso de poder, la esclavitud, etc.

Por lo que podemos concluir a esta introducción que: La violencia se ejerce en contra de seres vivos, en este caso, personas con menos privilegios y con una exclusión que ha llegado a tal grado que se han hecho invisibles, sino piensen en las y los campesinos que recolectan las verduras que comemos a diario, por poner un ejemplo.

El discurso de odio es un tipo de violencia, la protesta no es violencia, su fin es compartir un mensaje y es ejercida de distintas formas y/o canales, y uno de esos canales pueden ser las paredes y si lo pensamos bien a fondo, siempre lo han sido, sino acuérdense de las pinturas rupestres. Siempre hemos necesitado un lienzo y se han utilizado todos los posibles para comunicarnos, hasta nuestros cuerpos.

Y eso, señoras y señores, es protesta no violencia. Porque el querer enviar un mensaje de igualdad o de ayuda, no es violento, es desesperado, porque no tener derechos fundamentales quiebra y desespera.

Usa tu privilegio, pero úsalo bien.

Dicho y explicado lo anterior, quisiera recalcar la parte de la protesta y de la parte oprimida.

Si bien sabemos, el sistema capitalista es igual a sistema patriarcal; aquel que busca la dominación sobre otros/as, básicamente es el mismo sistema y nacieron donde mismo, para no irnos tan lejos.

Este sistema ha demostrado una desigualdad social demasiado alarmante y que atenta en contra de la libertad y en contra de los Derechos Humanos de muchas personas, porque básicamente todo se ha convertido en moneda de cambio o en sujeto para hacer dinero o riquezas, y ese dinero y riquezas ha sido posible mediante la esclavitud y explotación laboral, sexual, mendicidad forzada, trabajo doméstico, etc., por mencionar algunos y son todas aquellas personas las que realmente han forjado al mundo a través de su trabajo y negociando su dignidad humana y su libertad.

Sí, para que tú tengas la vida que tienes, hay otras personas sufriendo las consecuencias tu privilegio. Y no debería ser así.

Esa desigualdad ha incentivado a la misma sociedad a señalar y a tener como objeto de burla, o de más sumisión, a personas que históricamente han sufrido opresión y desigualdad; las mujeres; con los trabajos de cuidado y del hogar acatando con los roles de género y siendo víctimas de violencia de género. Las personas negras; por medio de la esclavitud o servidumbre y conformando la clase obrera, cuando los trajeron desde África hace cientos de años. Las personas inmigrantes latinas; que por falta de oportunidades se han salido de sus países para entrar a otros países en contextos de explotación, siendo jornaleros/as, siendo obreros/as en construcciones y/o de servidumbre también. Las personas indígenas; en contextos de explotación laboral en el campo, explotación sexual, servidumbre dentro de nuestras casas. La población LGBT+; con temas de prostitución, discriminación, asesinatos por crímenes de odio, etc., por mencionar algunos.

Si no lo nombramos, no existe.

Esos señalamientos anteriormente mencionados, se han traducido en distintos términos como; racismo, clasismo, lgbt fobia, violencia de género, feminicidio, transfeminicidio, por poner algunos ejempos. Los cuales nos han ayudado a definir y reconocer, el contexto de desigualdad que se vive a diario y así buscar evitar a toda costa, que se vulneren más los derechos humanos de las personas. Porque cuando nombras algo, lo haces visible.

Cada lucha es válida, cada lucha tiene su protagonismo, ninguna es más que otra.

Porque la desigualdad es tanta, que ya vimos que todas las desigualdades sí caben en este mundo y están siendo oprimidas a la vez.

Lo que quiero decir con esto, es que en días pasados he leído una serie de comentarios por parte mis hermanas de lucha (otras feministas como yo), señalando su descontento con la sociedad mexicana — que es bien hipócrita, sí — , y tengo unos comentarios que hacerles para no perder de vista el punto de las diversas luchas y por qué es tan necesario que bajemos las manos ahora. Ya que ni somos las únicas en estos contextos, y no, no saldré con esos argumentos de: “Puro igualismo”, “nadie menos”. No, alto ahí. Sino que esta vez no nos corresponde hablar; por respeto a las mujeres negras, por respeto a las personas negras, que viven un poco más de desigualdades por su color de piel y que viven en el mismo sistema patriarcal que nosotras, y recuerden que es la fuente de las desigualdades sociales. De ahí se deriva la mayor parte de nuestros problemas.

Seamos interseccionales

La interseccionalidad, mi cosa favorita en el mundo. Es en pocas palabras; aquella palabra que te ayudará a llegar hacia la empatía que necesitas en tu vida.

La interseccionalidad abraza a todas las desigualdades dentro de las desigualdades.

Ajá, es decir, que yo como mujer más blanca que morena, puedo vivir en un contexto de desigualdad por cuestiones de género — por ser mujer, dentro de una sociedad machista y patriarcal — pero dentro de mi país no sufriré discriminación por mi color de piel. En cambio, yo no vivo ni por un momento lo que atraviesa una mujer indígena rarámuri en la ciudad, porque ella además de ser mujer, es mujer indígena que probablemente esté en situación de pobreza y con muchas más violencias de las que yo puedo estar atravesando tan sólo por tener más privilegios que ella, y ella atraviesa más contextos de desigualdad por su mero origen y género que yo. Así con cada una de las personas que te rodean, cada persona vive distintos contextos que necesitamos analizar para poder hacer nuestras conclusiones. ¿Ves como si es sencillo ponerse en los zapatos de las demás personas? — ojo, dije sencillo no fácil — y esto, es sólo el comienzo de todo un camino que tendrás que aventarte tú sola/o.

La interseccionalidad te ayuda a comprender y distinguir que tu lucha es válida y también la de #BlackLivesMatter y que también la lucha ecologísta con Greta — quien es un ejemplo clarísimo de usar el privilegio para ayudar a las otras personas y al planeta entero — , y que también es justa y válida la lucha por la defensa del territorio. Pero así, sin quitarle su protagonismo a la otra, eso es ser interseccional. No es fácil, pero una vez que lo distingues, es algo maravilloso que te ayudará a comprender más el contexto social que atravesamos tanto en Latinoamérica como en Estados Unidos.

En palabras más directas, les digo lo siguiente:

Amigas, el hecho de que ciertas personas aplaudan más a otras protestas que a las nuestras, sólo nos recuerda contra quiénes estamos luchando nosotras, las mujeres feministas: contra el sistema patriarcal, contra el machismo, contra la misoginia. Y lo único que demuestran esas personas es que sí estamos en lo correcto, y que ellos y ellas son parte del sistema patriarcal machista, pero no se dan cuenta, no quieren hacerlo. Eso sólo nos ayuda a hacer visible su machismo y nos evitará muchísimos problemas y debates. Aléjate de esas personas.

Si tu amigo Esperancito se siente todo un revolucionario al señalar las protestas ajenas como increíbles, y a la vez condena las que pasan en su país, él está siendo parte del problema específico que nuestro país está atravesando. Él o ella, tienen un trabajo duro para replantearse muchas cosas, porque ven todo como algo ajeno, como algo lejano, porque no quieren ver la desigualdad que hay en su propio país y no quieren ver que son parte de eso tan terrible que señalamos. Es difícil aceptarlo, pero no imposible.

Si una persona necesita que le muestres un escenario en donde su dolor se vea en juego, como por ejemplo el decirles: “Si fuera tu hermana estarías sufriendo”, considero que no es una persona con la que deberías debatir al respecto, porque al hacer eso, sólo le estás hablando a su Ego y no se trata de esa persona, se trata de las miles de personas que están siendo vulneradas y/o asesinadas. Si esa persona no es capaz de sentir compasión por la dignidad humana y, sólo piensa que su familia es lo más valioso y lxs demás no importan tanto como para que se indigne, esa persona tiene mucho por hacer, y no es tu trabajo educarle si no quiere escuchar. Suficiente tenemos con la lucha que enfrentamos todos los días y estoy segura que nuestra lucha, como todas las demás, están teniendo un efecto en la sociedad.

Es momento de replantearnos nuestras amistades y relaciones, de reconocernos en nuestras luchas, de reconocer otras luchas, porque la desigualdad social es algo que nos corresponde a todas las personas, pero de una forma en la que lleguemos a resultados, no a dividirnos más, no a confundirnos más.

Es momento de bajar las manos. Estamos enojadas, sí. Estamos hartas, sí. Ya no podemos con tanto, es verdad. Pero también están otras luchas que tienen muchas muertes detrás y sabemos que la comunidad negra ha estado en desventaja desde siempre, por el simple hecho de tener un color diferente y relacionar su color de piel con alguien “inferior”, con ese estigma tan fuerte que es la esclavitud que aún no logran safarse, y que sigue distrayendo a la sociedad, porque hoy en día, lxs esclavos son de todos los colores y de todas las nacionalidades, recuérdenlo.

Ni los cambios sociales y ni los Derechos Humanos han resultado con un “Por Favor” y “Gracias”, estos han surgido por la lucha y la muerte de muchas personas. Deja que Esperancito se haga el revolucionario, hazle notar su misoginia, sí, porque es parte de nuestra lucha, pero ahorita más allá de señalar a los machos y misóginos, considero más importante mostrar solidaridad con la población negra de Estados Unidos que a diario enfrenta obstáculos como nosotras en México, por que ellos también están pasando un mal rato y también están en una erupción que hace mucho se venía generando, porque es un país cansado de tanta represión que no hay de otra más que estallar. Así, como nosotras lo hemos hecho, y es digno de reconocer las desigualdades de ambos lados de la historia.

Ojo, aquí no estoy diciendo el lema de: “NADIE MENOS”, sólo es para reconocer lo valiosa que es cada lucha y lo importante de no compararlas, quiero recalcar el respeto que se merece cada lucha y, el no querer acaparar y protagonizar todo, porque recuerden que el Ego nos hace unas jugarretas que nos puede hacer caer en acciones que des-legitimen nuestra lucha sin nosotras así quererlo.

No perdamos de vista eso, y tampoco perdamos de vista nuestro privilegio, observemos qué tanto podemos hacer desde ahí, como las hermanas blancas de Estados Unidos, quienes formaron una valla para proteger a sus hermanas negras. Como todas las mujeres a nivel mundial que cantaron en muchísimos idiomas “Un Violador en Tu Camino” de Las Tesis, como todxs los estudiantes a nivel mundial que protestaron en contra del Gobierno Mexicano de Enrique Peña Nieto por la desparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Así, desde nuestras trincheras, como podamos pero ayudemos.

Usemos nuestro privilegio para hacer visibles otras luchas que han sido invisibilizadas porque la indiferencia ha sido más que la indignación, sino, seguiremos del lado del opresor.

Estallen, quémenlo todo, hasta que la dignidad sea costumbre.

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Mariana Mariana

Norteña norteada, aquí desahogo lo que no puedo hablar en voz alta.